Siete años de palabras vivas

Tiempo de lectura: 3 minutosHay espacios que nacen del papel y terminan habitando la vida. Comienzan como estantes repletos de títulos y, con el tiempo, se transforman en lugares donde las ideas respiran, las comunidades florecen y la imaginación se vuelve hábito.

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La Librería Carlos Fuentes y el arte de crecer con sus lectores

Hay espacios que nacen del papel y terminan habitando la vida. Comienzan como estantes repletos de títulos y, con el tiempo, se transforman en lugares donde las ideas respiran, las comunidades florecen y la imaginación se vuelve hábito. La Librería Carlos Fuentes (LCF), que celebró su séptimo aniversario hace unos días, ha sido uno de esos espacios.

Ubicada en el Centro Cultural Universitario de la Universidad de Guadalajara, la LCF abrió sus puertas en 2018 como un proyecto ambicioso: una librería pública con más de 70 mil títulos y 2,600 metros cuadrados dedicados a la palabra. Pero lo que verdaderamente la convirtió en un referente cultural en Jalisco —y más allá— fue que nunca se limitó a vender libros. Creció con sus lectores, les ofreció voz, espacio y escucha.

Del 4 al 7 de junio de 2025, la LCF celebró con lo que mejor sabe hacer: provocando encuentros. Su programación fue una fiesta con letra, cuerpo y sentido. Durante esos días, la librería se transformó en un punto de convergencia para quienes escriben, leen, piensan y sienten. Talleres de escritura poética y narrativa impartidos por Andrea Cote Botero y Mariana Riestra Ahumada ofrecieron no solo técnicas, sino nuevos caminos para narrarnos. Se sumaron conversaciones con Suzette Celaya Aguilar, el encuentro Anarquismo jurídico con Carla Escoffié, y espacios donde la ciencia se compartió en un tono íntimo y festivo, como Cantinero científico, dirigido por Sergio de Régules.

Además, los días 6 y 7 de junio se llevó a cabo una venta especial con 20% de descuento en sus sedes físicas. Más que una promoción, fue una invitación a reencontrarse con las lecturas que nos transforman y a llevar a casa nuevas posibilidades narrativas. Lo que comenzó en Zapopan se extendió con el tiempo a Lagos de Moreno, Autlán de la Grana, Chapala, y más recientemente a dos “cafebrerías” en CUCEI y CUCBA. Cada sede mantuvo la esencia del proyecto original: espacios culturales activos, cálidos e inclusivos.

Estas librerías se han convertido en extensiones de una misma conversación: la que sostiene que el libro no es solo un objeto, sino una excusa para el encuentro. Con la literatura, con otras personas, con nuestras propias preguntas. A lo largo de estos siete años, la LCF demostró que la lectura no es un lujo, sino una forma de estar en el mundo. Abrió sus puertas a públicos diversos: infancias, adultos mayores, comunidades LGBTIQ+, mujeres creadoras. Propuso actividades que cruzaron disciplinas, borrando jerarquías entre lector, autor y mediador cultural.

La exposición Las hijas del jazz, inaugurada como parte del aniversario, dio prueba de ello. Una galería viva donde se cruzaron pasado y presente, con mujeres del siglo XXI rindiendo homenaje a aquellas que, hace un siglo, vivieron su libertad al ritmo del jazz. Una metáfora precisa de lo que la LCF hace todos los días: dar voz a quienes la historia ha querido silenciar y recordar que la cultura también se construye con memoria.

Desde Diáspora, celebramos este aniversario con una convicción compartida: leer es una forma de resistencia. Es habitar el tiempo de otro. Es cuestionar, imaginar, crear. Y en tiempos donde lo inmediato arrasa y lo superficial seduce, sostener un proyecto como la Librería Carlos Fuentes ha sido un acto profundamente político.

Siete años no son pocos, son cientos de presentaciones, miles de lectores, decenas de autoras emergentes que encontraron ahí su primera casa. Son niñas leyendo poesía, abuelos reencontrándose con los clásicos, jóvenes preguntando en voz alta. Son charlas que empiezan con una página y terminan en comunidad. Por eso, celebrar el aniversario de la LCF no es solo mirar hacia atrás. Es una forma de agradecer lo que ha sido, y apostar por lo que viene. Porque sabemos que esta historia apenas comienza.

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