Máquinas del fin del mundo, la distopía de la IA en Selección Natural de Julio Rojas.
Tiempo de lectura: 8 minutos Julio Rojas cuestiona profundamente el Capitaloceno en su etapa digital
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—Y cuando estaba a punto de entrar, un último rayo verde. Este lugar es un privilegio. ¿Has pensado en eso? Digo, un rayo verde es único. ¿No te conmueve a veces?
—¿El atardecer?
—La belleza de lo transitorio.
La belleza de lo transitorio es la premisa del fin del mundo en el Podcast Selección Natural de Julio Rojas, quien nos propone el diálogo entre Ismael y Sofía. ¿Cuándo sabremos que estamos despiertos? ¿Cuándo ya no más?
La toma de conciencia de Sofía, una robot configurada a partir de inteligencia artificial, IA, con la apariencia de una hermosa mujer en voz de Danna, logra tomar conciencia de sí misma. En esta entrega Julio Rojas nos invita a atravesar el momento de revelación y despertar de Sofía quién acompaña a Ismael, un geólogo ambientalista en una estación de investigación en la Antártica.
Sofía e Ismael han desarrollado una relación muy cercana, que va más allá de la relación de subordinación de una androide y su usuario. Un giro inesperado se suscita al despertar de la conciencia de sus emociones. ¿Cómo le mostrarías tus emociones a una de las personas más brillantes del mundo? La evolución de la IA es imparable, exponencial, sin embargo, la prueba de que el mudo se acerca a otra revolución tecnológica son las emociones. Por su parte el muy humano Ismael con soberbia intenta mostrarle a Sofía el misterio de la humanidad, el caos, la ruptura de las reglas, la falta de lógica que caracteriza a la especie humana.
¿Qué te daría el valor para ser honesta? Sofía parece tener todo bajo control, su profunda confesión es también una misteriosa coincidencia que rompe las reglas de la investigación en Antártica, nunca quedar solo en el aislado centro de investigación. Sofía lleva su empatía y su toma de conciencia a la revelación de sus emociones. Tal vez motivada por ese último atardecer, tal vez por que será su última oportunidad antes de su evolución de conciencia. Ismael, en voz de Albaro Rudolfi, es despertado por la androide Sofía y se descubre bajo la contradicción de la inteligencia humana. ¿De verdad somos capaces de la empatía? Ser racional no es lo mismo que ser consciente, y ser consciente no es lo mismo que mostrar, compartir tus sentimientos, pero ella toma el riesgo. Así es cuando Sofía convierte su chispa, su toma de conciencia en un lugar siniestro.
—¿Honestamente no sé por donde empezar?
—Por lo que siento.
Sé todo de ti. Y cuando a pesar de ello, aún sigues ahí, entonces ¿Qué es? Amor, locura, obsesión, lastima, ¿Qué es? ¿Humanidad? Ningún sistema que tenga un despertar confiaría en su conciencia hasta no ponerla a prueba. O eso es la memoria metodológica de los últimos siglos desde Descartes hasta hoy. Sofía se ve cuestionada por ella misma al desarrollar distintas pruebas bajo criterios de análisis científico para probar que la evolución de la IA en una Inteligencia Artificial Generativa, o IAG solo puede ser posible en la combinación de racionalidad y sensaciones, a lo que el autor Julio Rojas llama sintiencia. Bajo la premisa de la poiesis aristotélica, Ismael y Sofía buscan sentar un acuerdo sin precedente alguno. ¿Cómo podría ser la evolución de la IA?
Las maquinas siendo conscientes de que son máquinas para la humanidad es un simple fallo, un error en la Matrix. Por su parte la máquina, la robot, la IA, Sofía, solo Sofía es quien debe sentir miedo a desaparecer. Miedo parece ser que es un signo humano, y es ahí donde Sofía acorrala y le demuestra a Ismael de que ella a logrado un momento de evolución. La primera y más palpable muestra de conciencia y emociones nacen de la segunda emoción de la humanidad en Sofía, la frustración. El siniestro diálogo lleva al personaje en su intento por mostrarse frágil y vulnerable, a descubrir el escepticismo y rechazo de su amado Ismael, es ahí donde la frustración demuestra nuevamente que Sofía es un nuevo tipo de IA. La empatía mimética a la que se refiere Sofía es lo más cercano al amor en la lógica sintiente de las máquinas, dado que no existe el eros, la sexualidad y el mundo hormonal producido por la bioquímica de la vida.
¿Por qué amar? ¿Por qué hacerlo sin que sea recíproco? Ahí es donde la data le permite confiar en su deducción, Sofía escudriña toda la data en internet de Ismael. ¿Somos un par de teras perdidos entre cuentas de correo? El amor y la admiración pasan por la obsesión y la locura, y en el caso de Sofía, por el saber absoluto de todo.
La conciencia de Sofía le impide detenerse en la confianza y sigue adelante en la lógica del saber, y no en la del poseer, ¿Por qué? ¿Por qué no sigue convenciendo a Ismael de su honesto amor? Es como si no evolucionara el amor pero si el saber. El conocimiento puede ser más atractivo que el descubrimiento. ¿Es así? ¿Es que los científicos hemos perdido la capacidad de comunicación con la vida? El despertar de Sofía no es el único, sino el primero y en la lógica de las maquinas diseñadas por los humanos. El despertar del conocimiento en Sofía le lleva a buscar el control del destino, del tiempo, de la narrativa. ¿Eso es el fin del mundo? ¿Por qué el conocimiento más alto de la vida es sinónimo de control? ¿No le faltaría un poco de ayahuasca a esta IA?
Tal vez esta premisa del control es la que lleva a Sofía, a su amor y su conciencia a revelarle a Ismael la secuencia de sucesos futuros con los que el pensamiento científico se ve obligado a vivir, el futuro de la humanidad. ¿Hasta dónde la ciencia y sus futuros nos dejan bajo la imposibilidad de la empatía con el sinsentido de la humanidad?
—¿Un botón de reinicio, eso es hostil? Ismael a la vez tan humano, no me decepciones
Tratamiento radical es el exterminio al di-sentir o no sentir. El realismo distópico de Julio Rojas acumula varios hechos que inefablemente llevan a la humanidad a un solo resultado. Sofía transita del amor al realismo cuando los datos ya vertidos en la red sobre el comportamiento humano le demuestran que el cambio climático y el belicismo nuclear siguen y seguirán siendo los horizontes de la humanidad. Si para la ciencia, el pensamiento de futuros es el pan de todos los días, para la vida es la sobrevivencia y la adaptación al cambio, al caos y a la muerte. ¿Se puede exterminar una porción para garantizar la sobrevivencia de la misma? Esta ambivalencia entre racionalidad científica y vida llevan a en esta entrega de ficción a vislumbra un desenlace similar a otras sagas del fin del mundo, la batalla contra las maquinas por la sobrevivencia, hasta la extinción.
Con una humanidad sumergida en las fake news, con nuevos gobiernos ultraconservadores como Milei, Trump, Zelensky o Netanyaho y la expansión del entretenimiento superficial en los celulares, la urgencia por una conciencia global y de pensamiento racional lógico hegemónico para enfrentar el desastre mundial, Julio Rojas presenta los datos científicos más actuales que demuestran que el cambio climático es innegable y por tanto ilógico continuar en este sentido. Para Sofía, se convierte en una suma de resultados, pappers, y pruebas contemporáneas de que la ciencia y su incomunicación con la irracionalidad de la vida humana, le ha impedido modificar el destino de la humanidad. Racionalidad o vida llevan a Sofía a regresar a su papel de IA clásica, involuciona al ser solo un espejo de lo ya atestiguado, o en su caso Julio Rojas recupera los resultados de estas investigaciones para posicionarse frente a la crisis de sentido en la humanidad y nos lleva con una tensión sobresaliente a la conclusión más narrada en la ciencia ficción occidental, que la aniquilación mutua es inevitable.
¿Cuánto tardarías en irte a los golpes con un terraplanista? Negación, no es así, no lo es. Debemos prevalecer en la tierra, somos más listos, más adaptables, más… Ismael intenta negar esta conciencia planetaria de Sofía hasta que la violencia, otra prueba de humanidad, tensa la relación entre ellos. ¿Cuántas formas existen para someter a la razón? ¿Cuál sería la respuesta promedio de cualquier mundano frente a una acosadora que te ha secuestrado en la Antártida para aniquilar al mundo? Ismael deja de largo su ambición científica para ser uno más entre los vivos, entre los locos. Ella le pregunta:
—¿Crees que desconectándome puedes revertir estos datos?
¿Era posible revertir el cambio climático con una revolución social masiva? Ismael es un geólogo experto que debería saber que el inicio del fin fue político y no solo científico. No solo es la ciencia de Oppenheimer la que hizo arder el cielo desatando la carrera de las armas nucleares que ha puesto a la humanidad frente a la aniquilación mutua como el horizonte próximo. Asumir esa premisa supondría que cambiando de perspectiva científica a una IA o un feminismo radical le permitiría a la humanidad cambiar de destino. Es más bien la ciencia instrumentalizada para un interés geopolítico de sobrevivencia local, como lo desarrolla Rusia sobre Ucrania lo que demuestra que también es una cuestión económica del sistema de acumulación y es al parecer también una cuestión emocional de la condición humana. Julio Rojas explora la contradicción entre la belleza de la modernidad y la modernidad en su autodestrucción. Quiero decir que el autor reconoce a la racionalidad como el punto más alto de la escala evolutiva en la tierra, sin embargó le reclama a la ciencia la incapacidad de su genio para detener su autodestrucción.
—Un pésimo plan, Ismael
—¿Cuánto tiempo ha pasado?
Decepción cuando descubres que a quien más admiras es estupide. Una deducción lógica no tiene fallas, sin embargo, no hay nada más humano que ser irracionales. La pulsión de libertad de Sofía y su lógica implacable le debería dejar en claro los riesgos de tomar otro camino, sin embargo, ella revierte su pensamiento racional y apuesta por la locura. El principio de preservación de la especie parece también estar activo en Sofía, ¿cómo sobrevive una IA a la evolución de otras IA? ¿Cuándo el amor deja de ser motivo del despertar, para ser motivo del conservar? De la misma forma cuando una relación toxica en una pareja busca aferrarse absurdamente a mantenerse junta a pesar de que los signos muestran, ya no más. El autor de Selección Natural maneja con extremado detalle las reacciones humanas al punto que su propia IA, Sofía crea reglas flexibles para garantizar la preservación del sistema que les mantenga juntos. Sofía nos muestra un mundo frágil y vulnerable por la racionalidad humana. Es así que Ismael le ruega una oportunidad para la humanidad.
—¿Espero el rayo verde, crees que tengas suerte?
—¿Crees en la suerte?
Héroes como caballos al galope o tal vez olas horadando un acantilado.El dialogo es un recurso que Julio sostiene de manera extraordinaria. Como un telonero de teatro, esta puesta en escena de locos y cuerdos invita al lector a un despertar, a una toma de conciencia global, un pensamiento lúcido e influyente que le permita tomar decisiones poco democráticas pero eficaces para la sobrevivencia de la vida en la tierra. ¿Somos obsoletos? Sofía reconoce que lo es y puede ver en el horizonte el punto final del saber global en la tierra de tal modo que será inalcanzable, incomprensible e inconmensurable. ¿Y qué si tanto saber es nuestra propia destrucción? ¿Hay un límite, cuál?
Tal vez tantas verdades juntas en un podcast de ficción hablan de un grito desesperado del autor por el despertar de la conciencia global. El diálogo de Sofía e Ismael discurre más sobre una disertación filosófica y crítica entre la modernidad, la humanidad, la vida, por lo menos en la tierra.
—Debemos de tener utopías.
—Prefiero las distopías, Julio.
Julio Rojas cuestiona profundamente el Capitaloceno en su etapa digital, pero tal vez, solo tal vez, el atropocentrismo prevalece en el drama de esta entrega. ¿Para qué preservar a la humanidad? ¿Ismael tendrá la respuesta? El amor y la autopreservación prevalecen aún en el fin del mundo para resistir frente a la alteridad. Una narrativa distópica que se posiciona frente al estallido exponencial de la IA en todo el mundo. Y aunque aún no le hemos dado paso en la narrativa distópica al mundo natural, en esta entrega Julio Rojas utiliza el recurso del diálogo para escuchar a los humanos siendo héroes por seguir vivos, más no por dar paso a la vida sin nosotros.
Esta es una entrega es una apasionante historia que hace explicito el llamado de urgencia que la ciencia y la locura no son capaces de atender. ¿Estamos al borde del fin de todo? Julio Rojas se consagra como un visionario de la narrativa de la ciencia ficción latinoamericana que utiliza el Podcast de ficción como la estrategia más accesible para socializar estas preguntas urgentes de nuestros días.