Trinidad nos deleita con los ingredientes perfectos para una tarde apacible en el barrio de Santa Tere: amistad, chilaquiles y mimosas.
El sábado 30 de septiembre una selección de cervecería de autor Doblerre y Vinos Funky, acompañó un menú de cuatro tiempos con hongos confitados, tacos de rib eye, quesabirria de pulpo y plátanos asados a la vainilla, en agradable compañía de vecinos y amigos.
El primer tiempo
Los champiñones fueron maridados con un día de antelación durante cuatro horas. El tiempo de preparación del proyecto Trinidad no fue para menos a cargo de las socias Meli y Pati, quienes además de dedicarse a la arquitectura y diseño industrial, decidieron embarcarse en un proyecto en el cual continuar explorando su gusto por la comida.
A dos meses de haber abierto sus puertas en la calle Garibaldi 1482, dentro del barrio de Santa Tere, Trinidad ofrece una variedad de chilaquiles que se podrá acompañar de una buena charla con mimosas en un agradable restaurante que combina la calidez de lo clásico con un estilo moderno, ligero y refrescante.
Segundo tiempo
Un taco deconstruido de rib eye con cebollas y hongos confitados, con un ligero toque de hierbabuena en la salsa. Este sería un platillo de asado como los que Pati pidió al chef Josué Sierra para la primera tarde Trinidad, que fue además una excusa para celebrar su cumpleaños.
El concepto de los platillos creados por Josué, planteó un viaje para el paladar hacia los sabores clásicos, desde las tortillas de epazote, hasta la frescura del aguacate como acompañante, dando realce a los ingredientes con un tinto de verano o una cerveza Pale Ale.
Tercer tiempo y postre
En el tercer tiempo una quesabirria de pulpo anticipó el platillo final con un toque dulce de plátanos asados a la vainilla.
Trinidad es el reflejo de la pasión y el gusto por la buena comida, unas frescas mimosas y el cariño por las nuevas amistades que Pati y Meli buscan compartir con aquellos que estén dispuestos a experimentar los sabores ocultos en el barrio de Santa Tere.
Aquel sábado, un Mousse de queso cotija, cremoso de chocolate y morusas de caramelo salado, fue la excusa perfecta para doblar la esquina y buscar el local con el famoso letrero que anuncia los ingredientes para una tarde insuperable, invitando a disfrutar de amistad, chilaquiles y mimosas.