“La muerte se convirtió en un error social, un problema de incapacidad […] Morir es fallar. Morirse es no haber hecho suficiente”.
Martín Caparrós conversó con la periodista Peniley Ramírez sobre su novela Sin fin, en la edición especial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2020.
El periodista argentino recurre a las formas de la no ficción para narrar la ficción. Publicada por la editorial Penguin Random House en marzo de este año, Sin fin fue calificada por Peniley como una prueba profética, por la manera en la que el mundo narrado por el autor se asimila a la crisis en medio de la pandemia de Covid-19.
A lo largo de la obra Caparrós desarrolla una reflexión en torno a la relación de la humanidad con la muerte. “Lo primero que me impresionó es esa tontería que es el mundo que se pierde cuando alguien muere, todo aquello que conforma a cada uno”, dijo el autor.
A través de una narrativa de ciencia ficción, donde el lector es llevado hasta el año 2070, Martín Caparrós se permite la posibilidad de pensar y contar distintas formas de supervivencia. Parte de la idea de cómo la humanidad ha llegado a concebir la muerte como un error técnico.
“Nuestra historia es, con sus idas y vueltas, la historia de cómo nos fuimos alejando de nuestros cuerpos”.
Entre los personajes están, por una parte, quienes opinan que, a través de los avances científicos, habrá que trabajar por prolongar la vida, y, por otro lado, quienes optan por rescatar aquel “mundo” que representa la persona, todo lo que es, tomar su mente y transplantarla a una máquina que le permita permanecer.
A pesar de que la novela fue escrita antes de la pandemia por Covid-19, Sin fin parece ser una obra escrita por el autor durante dicho periodo, pues, de la misma manera que se vive hoy día, el aislamiento era la supervivencia.
En la novela los cuerpos se aíslan en lo que se denominan truvís. A su vez, en el 2070 de Caparrós, existe también el aislamiento de la mente en kwasis, máquinas que la mantendrán a salvo, sin necesidad de depender del cuerpo mortal.
Caparrós también deja en evidencia un 2070 en el que las desigualdades sociales continúan existiendo. Unos cuantos sobreviven a expensas de la muerte de otros. Un sector de la población tiene la oportunidad de acceder a la inmortalidad, mientras hay quienes solamente pueden desearla.
Peniley Ramírez y Martín Caparrós coincidieron en que es posible que la novela tenga una lectura distinta a como habría sido hace unos meses, cuando el Covid-19 estaba en boca de nadie.
Para el autor, la novela comenzó como una manera de explorar su inquietudes, de divertirse, de inventar y crear mundos. Aunque puede que haya similitudes con la realidad en un futuro también puede haber cambios.
“La situación actual lo que nos viene a mostrar es que no hay momentos únicos, no hay formas que vivan para siempre. Las formas que muestro en Sin fin son tan posibles o tan improbables como cualquier otra”, opinó Caparrós.