Los aficionados comenzaron a ingresar al Complejo Panamericano de Tenis a las 11:00 de la mañana, cuatro horas y media antes de la final de dobles y siete previo a singles. Preparados con sus gorros, sombrillas, lentes de sol y bebidas, fueron ocupando sus asientos desde la última grada en la parte de arriba, hasta el palco ocupado por el presidente municipal.
Ni un minuto más ni un minuto menos, tal cual como estaba programada la final de dobles dio inicio a las 3:30 de aquella tarde calurosa. Gabriela Dabrowski y Erin Routliffe ingresaron a la cancha coordinadas de playera azul, falda roja, tenis y visera blancas. Les siguieron Storm Hunter y Elise Mertens, cuya banca estaba al lado derecho de la silla.
Un duelo sin duda alguna desafiante para ambas duplas. Por un lado tenemos a Dabrowski y Routliffe, recientes campeonas del US Open hace tan solo unas semanas, y del otro a Hunter y Mertens, campeona el año pasado del torneo, quienes figuran actualmente entre las mejores doblistas del mundo.
De Canadá y Nueva Zelanda respectivamente, Gabriela y Erin hicieron los honores obteniendo el primer set por 6-3, buscando así hilar su campeonato en el último Grand Slam del año.
Sin embargo, Storm y Elise, de Australia y Bélgica, también pusieron sobre la mesa su autoridad como primeras sembradas del evento, cerrándoles el paso con 6-2 en la segunda parte.
Minutos después, la jueza de silla originaria de Italia, anunció el ya conocido match tie break. A la hora con 14 minutos de partido las cuatro tenistas se paran de sus bancas tras hidratarse, relajarse un poco y concentrarse en sus próximos movimientos.
Hunter y Mertens comenzaron arriba. A pesar de que Dabrowski y Routliffe estuvieron cerca de igualarlas, la australiana y la belga volvieron a vencerlas igual que en el segundo set, y al sellar su triunfo se abrazaron entre sí a modo de celebración con un score final de 3-6, 6-2, 10-4.