May Sinclair: Donde su fuego nunca se apaga
Así era la voz de May Sinclair, como un susurro. Sus palabras tenían el aroma de las flores de sauco. Si me preguntan qué sucedió el día en que la conocí podré decir que la casa estaba en silencio, a excepción de los susurros que parecían brotar de paredes insoportablemente blancas, mensajes de un viejo fantasma.
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Así era la voz de May Sinclair, como un susurro. Sus palabras tenían el aroma de las flores de sauco. Si me preguntan qué sucedió el día en que la conocí podré decir que la casa estaba en silencio, a excepción de los susurros que parecían brotar de paredes insoportablemente blancas, mensajes de un viejo fantasma.