«Cuando la luz entra en vertical», la violencia como islas de memorias entrelazadas. De Efi Zymvragaki»
Tiempo de lectura: 8 minutosLa entrevista inicia, estoy nerviosa, tengo solo 20 minutos y en mi cabeza sé que las preguntas que estoy a punto de hacer no son mías, son de mis colegas, pero, ¿yo qué quisiera preguntar realmente?
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Son las 3:13 de la madrugada de julio, el calor sofocante roba la humedad de mi cuerpo y mi descanso. Supongo que donde está Efi el clima es más amable. La imagino tomando un expreso de 1.50 euros afuera de Catalina café a las 10:00 de la mañana en Barcelona. Claro que estas son suposiciones de una mente con recuerdos.
Estoy con insomnio, pero espero que Efthymia Zymvragaki y Tin Dirdamal no sufran de esto en sus vuelos hacia distintos puntos del mundo. Tan lejos y tan cerca a la vez, solo puedo imaginar qué se sentirá caminar por las iluminadas calles de Muhanga o sentirse perdido en otras islas blancas de Grecia o en los callejones de Barcelona. Y me pregunto, ¿qué se siente tener un lugar seguro?
Para mí, todo cuanto significaba seguridad cambió en tan solo cuestión de tiempo. Aunque la emergencia sanitaria por COVID terminó hace unos meses, yo sigo viviendo todo como si estuviéramos a punto de entrar en un mundo que no ha cambiado, que es el mismo, en el que me ha costado despertar, en dónde no hay un día que esté de buenas o tenga una emoción genuina a lo que me dedico.
Antes de la pandemia comenzaba a sentirme segura en mi ciudad, a moverme con una libertad que pocos podemos permitirnos. Pero ahora, tres años después, me siento como Efy, en una ciudad que no es mía, que no conozco, en la cual no me siento segura para moverme sin revisar 2 veces el número de ruta o preguntar si esa esquina es una parada de camión o preguntarle a mi celular por tercera vez si el camión me dejará cerca del destino, o cómo sabré en dónde bajar si no hay una señal clara de adónde llegué. Intento recordar todo esto durante la entrevista con la directora Efi, en la sala de su Airbnb.
Ahora ella me sugiere que dentro de esos miedos hay aún piezas rescatables que brillan como moluscos blancos en la mojada y salada arena de la isla donde por tanto tiempo se sintió extraña, tal como yo me siento en mi propia habitación. Creo que eso es lo que me hizo sentir conectada con ella, esa voz calma pero un tanto nerviosa con la que cuenta su documental: Ahora la luz cae vertical (Ara la llum cau vertical).
La entrevista inicia, estoy nerviosa, tengo solo 20 minutos y en mi cabeza sé que las preguntas que estoy a punto de hacer no son mías, son de mis colegas, pero, ¿yo qué quisiera preguntar realmente?
¿Tuviste miedo mientras rodabas el documental?
¿Tus voces internas amenazaron el desarrollo del proyecto?
¿Te sentiste expuesta, vulnerable, egoísta, víctima, verdugo de escucharte en una sala de cine?
¿Eres insegura?
¿Sufres de insomnio como yo?
¿Tienes amor propio? ¿Te gusta alguien ahora?
Preguntas invasivas, incómodas e impertinentes para el momento. Tengo que ser profesional.
¿Cómo construiste tu mirada a la violencia de Ernesto? ¿Cómo lo divagaste?
Efi (00:01:17) MARC.1 Mi preocupación inicial era cómo hacer ese viaje hacia el pasado y cómo evitar que Ernesto se hiciera con el método, con el espacio, con todo. Teníamos cierto miedo de que iba ser más fuerte que yo, ¿no? Entonces sí que le ponía cierta trampas o trataba como que no supiera él todo. Después, viéndolo a la distancia esa desconfianza mía no tenía mucho sentido, incluso hacía las cosas más violentas entre nosotros. En cambio él, parecía confiar, parecía estar dispuesto a todo lo que yo le pedía. Así que es un proceso que está vivido con intuición, en su momento de rodaje y una vez tomada distancia de ello, como que la perspectiva ha cambiado varias veces al proceso de hacer la película
Es la primera pregunta que leo en mi pequeña libreta con letras corridas en tinta de gel y rayones que intentan ocultar las preguntas más íntimas que quisiera poder hacerle. Mientras la respuesta sale de su boca con ese tono dulce y suave que me provoca, como en pocas ocasiones, bajar mis niveles de ansiedad con alguien, no puedo evitar pensar en cómo el tiempo no es para nada amable con ella; solo veinte minutos de entrevista, no más, y la grabadora continúa corriendo como si persiguiera cada palabra pronunciada. Todo sonido intenta estar por encima suyo; los coches pasando a toda velocidad detrás de su voz, el obturador de la cámara que le apunta constantemente. A la vez, sentado a su lado está su editor, Tin Dirdamal, quien crea un tintineo con las pesadas y voluminosas pulseras doradas que lleva en ambas muñecas.
Desde la perspectiva de Efi el documental cuenta dos historias cruzadas por la violencia, a través de las heridas que ambos personajes vivieron durante su infancia, mismas que repercuten en su presente. Ernesto es el personaje principal del documental de Efi y ella el personaje principal para Ernesto. Ambos mantienen una mirada perdida, dura, y en momentos difícil de seguir. El filme se vuelve una caja de pandora ante nuestros ojos y Efi es quien nos muestra, poco a poco, lo que ahí ya hace. La intimidad con la violencia es lo que me genera curiosidad y me doy cuenta de que la intimidad ha llegado a tal punto que ha permeado mi texto, pero no sé si a mi lector, puesto que la obra de Efi refleja la oscura intimidad que se tiene con la violencia, con la memoria y con el pasado.
Efi: (00:09:04) MARC. 3: Y articula como, porque claro yo sentí como en este proceso yo sentía que había, como el trauma fragmenta, yo había perdido la conexión con ciertas partes o con mi propio cuerpo. Esa alienación que te hace sentir menos auténtico y como que este era el lugar al que uno podía juntar más las piezas, si.
Un dúo caótico, la mirada de un hombre que sufrió de violencia a una edad temprana pero que también la ejerció sobre mujeres y niños, y una mujer, que a su corta edad sufrió violencia de parte de su familia, y la llevó, los llevó, a huir de sus islas para refugiarse en otras. La empatía que genera frente a la violencia, me hace preguntarle a Efi como fue generar este sentir, o si ella como realizadora audiovisual también ha trabajado con violencia en su cine y personajes.
Efi (00:10:15) MARC. 4: Claro una historia que te acomoda, yo creo que no es, tenemos que tener cierto coraje para que podamos nombrar las cosas, sentir lo que ha de sentir uno porque. Justamente, no hacer lo que hace una cultura de cancelación, decir dejar todo bonito y los pobres y los drogadictos a otro barrio pues, ¿no? Esa es una limpieza
Parece que este tema no solo permea la película y el trabajo de Efi, pero también a su editor y diseñador sonoro, Tin Dirdamal, quien interrumpe:
Tin (00:12:26) MARC. 5: Pero había algo de violencia cuando trabajamos en la película…
Efi (00:12:29): Si, tenía que ver con esto de que decíamos de que yo le intentaba marcar…
Tin (00:12:34) No, violencia entre tu y yo
Efi (00:12:37): ¡Ah! ¿Entre nosotros?
Tin (00:12:36): Claro, nuestro proceso fue violento en momentos.
Efi (00:12:41): En nosotros si hemos tenido momentos de violencia, por varias razones de hecho, igual que ternura y entendimiento. El ha llegado a estar cerca de mí o entender o estar, porque justamente se ha podido hacer esto. Porque había, la primera etapa era de querer llevar los materiales a un lugar donde él se sentía más o menos situarse frente a ellos. Y eso tenía algo bueno, pero también tenía censura y yo sentía que me censuraba o que no confiaba en mi mirada. Diciéndome, esto que hiciste no está muy bien, pero yo le decía pero es que por algo lo hecho, tiene que estar. Tenemos que encontrar la manera, pero él no parecía creérselo.
Efi (00:13:45): Es verdad.
Tin (00:13:46): Si, es verdad , es verdad.
Este largo genera empatía con la violencia que encarnan los personajes, cautiva durante todo el tiempo, teniendo a la directora susurrando su pasado y sus miedos a través de la mirada y la vida de un hombre que teme volver a hacer daño a los que ama. El entrecruzamiento de dos historias que Tin rescata de una forma muy particular, como una isla en donde uno va a plantar los pies en la arena e inhalar ese viento forastero, que limpia y de paso sana el alma.
Tin 00:15:40 MARC.6: Es hablar de la violencia, no desde la isla de la paz. Es hablar de la violencia propia, con una mano en el amor pero con la otra en la violencia, entendiendo la capacidad...
Tin (00:14:20)MARC.7: Ya de por si, editar una película es un acto violento, no? En el sentido en el que te tienes que matar cosas, desechar. Y ahora editar la película de alguien más es realmente una matanza
Efi (00:14:39)MARC.8: No, claro ya, una parte desde el abismo. Tu partes de saber que esto es prácticamente imposible. Entonces llegar a poner ciertas conexiones, generar puentes. Que en este caso nosotros los tenemos en toda la película, es un milagro. Es que de verdad es muy difícil editar con otra persona.
Tin (00:15:07) Es muy difícil .
Hay también islas oscuras, como una oficina a altas horas de la noche, y en ésta un escrito que espera más de tres meses dentro de un cajón; innumerables borradores, cambios de palabra, ideas que ya no transmiten. Una ansiedad como tinieblas que esperan dentro de la gaveta, más de tres meses, y al igual que los escritos, nunca termina. El arte existe en un mundo de violencias, y todo lo que hay que hacer es tomar ese cuchillo y atravesarlo en muchas direcciones.
Tin (00:16:19)MARC.10-1: Es una cuestión de entraña…
Efi (00:16:26): Si en este caso fue entraña, intuición y siempre lo mediamos en las emociones, decirse, ¿que me paso aqui?
Tin (00:16:31)MARC.10-1: O sea, lo curioso de editar una película, es cuando tú entras a una película. Es el acto de fracasar, fracasas y le das otro corte y fracasas y fracasas y fracasas, hasta que no fracasas tanto y la terminas
Efi (00:20:32) MARC.11: O sea, para mi una primera elección tenía que ver con el foco y me gustaba mucho la idea de que aquello fuera selectivo. Que no fuera un solo plano, que el foco atravesase como un cuchillo la pantalla, en otras direcciones. Y eso me parecía que era más cercano a la memoria, eso me gustaba por eso. Por como uno, en su cabeza ciertas cosas conectan en la cabeza y están distanciadas en un lugar espacialmente y temporalmente. Después otra cosa tenía que ver con darme cuenta que yo veía de alguna forma claustrofóbica.
Efi (00.17.28) MARC.12: Después, recuerdo una vez que estábamos editando secuencias y me llegó una que era como el segundo corte que hacíamos y que no estaban valoradas o no estaban, y hacíamos cambios y llegó una que me ha dejado muy alterada, recuerdo que era una noche cuando trabajamos lo de la sandía y tu habías puesto todos los elementos a máximo volumen. Y con una pequeña cosa, con minutos muy pocos, yo no pude dormir, tuve momentos reflexivos toda la noche. Era muy violento todo lo que se decía. Entonces a la mañana, pasado todo esto, las lágrimas, me llamaste y claro yo ya había pasado por todo ese proceso y era dar las gracias por haber hecho ese gesto tan violento para que asumiera esto, no avergonzarme.
Fotos de Airy Sindik y Carolina Jiménez