La noche del viernes 1 de marzo cerró el último Showcase de FIM2024. Sin duda una de las mejores ediciones donde la industria independiente de la música reúne a virtuosos exponentes.
La noche en el C3 distribuyó las bandas en dos escenarios que movían a los productores, distribuidores, programadores, medios y artistas entre la planta baja y el segundo piso. La selección, con algunos claroscuros, montó lo mejor del rock independiente en distintos tonos. Dámaris Bójor, Duck Fizz, Difuntos, Pehuenche, The space ocean, Margarita siempre viva, La diabla y Los cumbia star, fueron las bandas programadas para enardecer al público.
El Festival Internacional de Música en su mejor versión es o aspira a ser equiparable a la Feria de Frankfurt de la literatura. Las conferencias, seminarios y master class, son un foro perfecto para la profesionalización del artista frente a un mundo voraz de productos culturales. Pero, ¿cuál es la vara con la cual medir la agencia del artista para vender, distribuir y posicionar su obra frente a su publico? Es decir, ¿esta feria es el lugar ideal para que un artista encuentre el camino para vivir de su obra?
Una de las particularidades que hacen de FIM un evento único aunque contradictorio, es que no está financiado por las grandes casas productoras, ya que de esta manera logra hacer un scouting con lo mejor de la escena musical, sin embargo, esto implica que el público general sea el actor ausente en esta feria de la industria musical.
Aquella noche fresca dentro del C3 Stage, bajo la iluminación de los escenarios y los rumores del público profesional, FIM colocó sobre la mesa la esencia del arte como ese momento único en que el artista expone al público, al lector, al otro.
Como un encuentro de creadores de la música, este festival busca honrar al artista en su conjunto, es decir, a todos aquellos cuyo trabajo y esfuerzo no están a simple vista; diseñador de portada, la productora que toma el riesgo, el estudio que cobra sus horas después del lanzamiento, la programadora, el cartel, el sonidero, y el periodista, todos participantes esenciales de FIM.
En aquel bamboleo entre un piso y otro del C3, los invisibles de la música charlaron, discutieron, montaron instrumentos, recorrieron el escenario, pegaron las hojas con el set de canciones y desaparecieron a tiempo para que sucediera el encuentro, porque lo que en realidad sucedió en este showcase, y el programa general de esta edición de FIM, fue un encuentro entre autores del arte.
Fotos de: Carolina Jiménez y Airy Sindik