¿En qué momento nos damos cuenta de que el tiempo nos está dejando atrás?-¿Tantos años y por qué no me buscaste?
-Gregorio, un rato con él.
Qué momento en la vida necesitamos para comprender que el tiempo está avanzando y que es imposible recuperar.
Salí de mi casa camino al teatro María Teresa, esta vez sola, sin alguien que me acompañara a analizar la obra de teatro, a reír de las ocurrencias de las actores, a cuchichear en bajito durante la puesta en escena. Para ser una hija única me cuesta mucho ir a lugares sola, disfrutar de esa singular soledad que me acompaña desde mi nacimiento.
Recuerdo que cuando era pequeña, siempre le pedía a mi mamá que me contara la historia de cómo nací, cómo fue el día, qué pasó con mi papá, si sufrió mi mamá, a qué hora dio a luz. Porque siempre me he caracterizado por tener una curiosidad voraz por los detalles, pero por más veces que la escuche la historia es igual, tengo la desgracia de haber nacido sola en un gran hospital. Ahí, destinada a una compañera llamada soledad.
Todo esto trajo a mi mente la obra de teatro ”Un rato con él”, en la que se nos presenta a Gregorio, el único medio hermano de Darío. Tras el fallecimiento de su padre, son forzados a verse en casa de Gregorio para firmar los papeles del testamento.
La incomprensión hacia las relaciones entre ambos hermanos, me hizo recordar una noche en que, a mis ocho años, lloré hasta quedarme dormida porque deseaba tener un hermano/a. La pobre de mi madre ya no sabía qué decir para tranquilizarme, yo alegaba que mi prima materna era mi hermana, y que lo de ”prima” era solo una broma. Nunca supe si mi madre pudo descansar esa noche, después de que yo me rindiera en los brazos de Morfeo. Mucho tiempo sufrí por no tener un hermano, hasta que mi mente lo aceptó y olvidé, pero aún persistía esa lucha interna. Ahora dentro de la convivencia académica, había un sector poblacional que amaba y deseaba ser hija única/o, aunque por supuesto se trataba de compañeros con hermanos. De manera que yo vivía un duelo constante y nadie lo notaba.
Imaginé, aún ahora lo hago, que Mauricio Cedeño, actor y director, quizás podría entenderme, quizás era esa sensación de abandono la emoción que trataba de transmitir sobre el escenario. La obra juega todo el rato con los sentimientos del espectador al mostrar la convivencia de vínculos rotos, y la ardua tarea de enmendar el tiempo perdido. Durante casi dos horas nos adentramos no solo a conocer la dinámica dentro de una familia disfuncional, sino que percibimos los duelos, los sentimientos y las formas en las que la convivencia y las palabras no siempre son suficientes, donde, los puntos de vista sobre la vida son elementales para comprender la forma en que podremos sanar esos vínculos y, sobre todo, lograr que el amor fluya.
‘Es una comedia de nostalgia …’
-Mauricio Cedeño
Mauricio compartió lo que fue para él traer esta gran obra desde Argentina a México, 5 años tuvo que esperar para poder presentarla a los espectadores que llenan las butacas del Teatro Maria Teresa, los retos que conlleva para él pararse en las tablas a dar función, puesto que perdió un hermano hace 25 años y tiene otro que casi no ve, como Gregorio y Darío en la ficción.
El reto más grande en esta obra no es seguir el hilo de las extensas charlas que se tienen en escena, sino el poder ser sensibles sobre el tiempo que se pierde cuando el orgullo y ego nos impiden sonreír de nuevo a ese ser querido.
La obra cuenta con un gran elenco como lo es: Mauricio Cedeño, Darío Rocas, Kärlek Ramos, Armando León y Lalo Covarrubias. La última función será este 26 de agosto en el Teatro María Teresa