Icono del sitio DIÁSPORA

Resonancias del abismo como nación, la propuesta de Gabriel Pareyón

Tiempo de lectura: 5 minutos

¿Cuántas veces has escuchado una lengua indígena en FIL? ¿Cuántas veces es este sonido un eco y nada más?

Gabriel Pareyón presentó este domingo 27 de noviembre su libro «Resonancias del abismo como nación», en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022.

La voz con la que el Dr. Fernando Nava abrió la presentación en el stand de la UNAM fue en purépecha. Ahí un primer intervalo, un primer ciclo o una primera acústica y reverberación nos mostró que esta obra resuena de la misma manera que las hojas que se desprenden de los árboles que antes nos cubrieron del sol en el verano.

Este texto, dijo Fernando ya en español, es un libro para ser dialogado y aperturado en lengua indígena, gesto que Gabriel Pareyón compartió agradeciendo en Náhuatl. Ahí nuevamente el silencio del publico. Escuchó atento otro abismo.

El texto es una investigación y una palabra empeñada en ser contada desde hace 10 años. Así lo recuerda el doctor Mario García Hurtado, quien acompañó al autor en la presentación de este libro publicado por la Facultad de música de la UNAM, disponible también en versión electrónica.

Por su parte la doctorante de la universidad L’école, Francia, Mariana Híjar resaltó que es una obra interdisciplinaria con una conciencia pitagoórica y filosófica de la musicología mexicana. Ella afirma que no es una obra esencialista, sino genealógica.

Mariana aperturó un abismo más, nuevamente un idioma, el de la ciencia, el de la historia, el de las categorías duras que presentan la profundidad analítica del autor. Que presentan entre otras cosas, las obsesiones de un investigador, así como las de un creador. Las obsesiones tienen palabras y abismos, este es otro. El ruido a un costado del stand es cada vez más grande y este idioma, el de la academia crea un interludio, un ciclo que abre y cierra.

“Unirse en el abismo de similitud y contradicción entre Nezahualcoyotl y Sor Juana, Revueltas y Gorostiza”, explicó Mariana.


En el libro se platea la sonoridad como resonancia existencial. Más allá del giro decolonial, y las consecuencias de quinientos treinta años de conquista. El cuerpo más acá, entre el aquí y el otro lado, dice el autor, experimenta también la extranjeria a consecuencia de la colonialidad de la escucha.

Gabriel plantea una filosofía a partir del ritmo y la armonía. Esta obra pionera en los estudios del ritmo en México propone al mismo como operador analítico.

“Es un estudio que por primera vez cuestiona la utopía rítmica y pitagórica de Vasconcelos. Las sociedades son resonantes pero en el abismo. Es la historia abismal de lo político en México”, explicó el autor, en referencia a un estudio pertinente por su singularidad, donde lo mexicano es propuesto como ritmo.

Mariana habla con su idioma, y acá, los escuchas resonamos en el abismo de lo que pervivimos y de lo que resuena en el cuerpo. ¿Es así,Gabriel, la academia tiene su propio idioma?, me gustaría preguntarle. Si la música es más que una canción, los elementos de la música son una epistéme abismal. “El abismo no nos detiene, el agua es más bella despeñándose”, dicen que dijo Flores Magón.

Para el Dr. Mario García Hurtado, quien conoció a Gabriel Pareyón hace casi diez años cuando regresaba del doctorado de la universidad de Helsinki, Gabriel fue el primer académico de quien supo que estudiaba el náhuatl sin desdén y que trabajaba en su investigación y en su obra creativa a la par de cuestionarse la identidad nacional.

Esta es una obra que no habla solo de musica sino de filosofía, física e identidad. Yo soy un interprete, dice Mario, y el enfrentarme a este libro me representó proponerme una disposición del cuerpo que debe elevarse mas allá de la técnica interpretativa y explorar, no las fronteras, sino los abismos, concluye.

Entonces el cuerpo dispuesto a vibrar y a hacernos cómplices de esta resonancia nos propone que también enfrentemos a un cuerpo más allá del performance. El doctor Nava nos dice, en español, muchos salpicamos y tomamos de muchas partes, pero Gabriel es coherente, toma elementos externos para explicar la musica, pero lo hace de forma coherente y de forma exitosa.

Gabriel Pareyón escribió su primer libro aproximándose con curiosidad a su primera obra escrita hace más de quince años, un intervalo, un abismo de tiempo, cuando publicaron el primer diccionario de música en México. Ahora el doctor Nava vuelve al purépecha para contarnos el viaje de Gabriel a través de la música. El intercambio de la presentación viró del lenguaje académico, al recorrido de las cicatrices del tiempo, a la voz del tiempo de los árboles, del tiempo en lengua purépecha y náhuatl.

Gabriel agradeció y este agradecimiento se denominó vibración de los tambores o teponaztles. También nos dice que la estructura de la selva de árboles es una vibración en ciclos. De esta manera es que vibramos y existimos en vibración. Gabriel retoma este ritmo de autores como Nezahualcóyotl o Sor Juana quien hablaba náhuatl y purépecha, quien creció cerca de Nepantla.

Nepantla, la ciudad de origen de la gran escritora Gloria Anzaldúa, escritora xhicana que nació y creció en Texas pero que todo su ser estaba en otro lado. Ahí estamos, en el otro lado de las palabras en lengua náhuatl y purépecha. Y de esta manera Gabriel cuestiona las delimitaciones de la nación concebida a partir de la división política. Como Anzaldúa, Gabriel vibra y resuena en otros idiomas que no tiene que ver con el nacionalismo de Vasconcelos.

“La filosofía requiere de confrontación sino, no es filosofía”.

Para Gabriel la musica tiene la virtud de vibrar más allá de las naciones. La razón y la sensación fluye de manera conjunta a través del cuerpo. De la misma manera el diálogo entre Nava y él, quien intercambian reflexiones en purépecha, náhuatl y academia.

El concepto de abismo no son los abismos de Bonaventura de Sousa Santos. El abismo mexicano son un conjunto de espacios más cercanos a los intervalos musicales. Podemos estudiar la historia resonando con el conocimiento de estas historias. Cada persona es un árbol. Hay una visión cosmológica, esos intervalos, ciclos y músicas tal vez incomprensibles. ¿Y entonces, Gabriel, estos abismos, son el fin de todo?

Salir de la versión móvil