Regina Pessoa

REGINA PESSOA Y UN QUERIDO TÍO TOMÁS

Getting your Trinity Audio player ready...
Tiempo de lectura: 4 minutos

Las peculiaridades provenientes de su infancia y compartidas con su tío Tomás hicieron de Regina Pessoa una extraordinaria pero sobre todo humanizada animadora, cuya voz e historia personal se dejan ver en todos y cado uno de sus corto y largometrajes, convirtiéndola sin duda alguna en un gran referente de la animación a nivel mundial.

Cine Mayahuel Cineteca FICG  Asesoría Legal para las industrias creativas

De la mano de su voz narradora, con toques de portugués, y su computadora, nos llevó a los que parece ser los rincones más íntimos de su lugar de trabajo, el cual pasó de estar rodeado de una mezcla de yeso, pinturas y mezclas para distintas tonalidades de rojos, a un aclamado programa de edición famoso alrededor del mundo: Photoshop.

Al ritmo de imágenes, recorridos por google maps, breves videos y muestras de sus cortos y largometrajes, Regina provocó una intriga tan genuina que absolutamente todos los asistentes se empeñaron en hacer uso de sus 5 sentidos para presenciar algo que, más allá de ser una ¨»clase» sobre cómo animar, parecía una charla más íntima sobre ella, su hogar, su familia, y por supuesto de su tío Tomás. quien ha sido una persona fundamental en su amor por lo que hace.

Proveniente de una familia en situación de pobreza, afectada por una larga y estruendosa dictadura, Regina creció lejos de las pantallas y en lugar de sentarse a ver caricaturas, pintaba sobre muros blancos al igual que sus primos, impulsados por su amado tío. Su primer encuentro con el cine fue «The Gold Rush» de Charles Chaplin a los 4 años de edad.

Más allá de un gusto o una pasión, podríamos decir que desde temprana edad el dibujo se transformó en las raíces de la vida de Pessoa, quien a los 17 se mudó a Porto para estudiar pintura, y fue allí precisamente donde se encontró con la animación.

A manera de sostén económico, y sin la menor idea de lo que le esperaba, comenzó a buscar trabajos de medio tiempo, y fue entonces cuando conoció a Abi Feijó, quien buscaba apoyo para su proyecto de animación. Su atracción hacia dicho estilo cinematográfico fue tal que eventualmente decidió hacer su propio cortometraje.

Sin idea sobre cómo hacer cine. Abi la impulsó y apoyó. Estudiando técnicas de otros directores, comenzó a hacer sus propias placas de yeso, elaboró distintas mezclas con diferentes tonalidades de rojo para pintarlas, y, detalle por detalle, retrató su historia personal, referenciando su miedo de pequeña a la oscuridad y un poco de su entorno, incluyendo a su propia mamá, quien padecía esquizofrenia, lo cual Regina recuerda a detalle.

Eventualmente, comenzó a animar más, y más y más. Paso a paso, fue descubriendo que, con la animación se pueden compartir historias personales, que no se trata solamente de las caricaturas animadas infantiles, y podía darle su propia voz. Ni su visión particular ni sus miedos alrededor de ellas lograron congelarla.

Conforme empezó a trabajar con colaboradores de otros países, las exigencias comenzaron a mutar, e incrementar. Después de algunos años, se topó con pared. En una de sus producciones, le dijeron que debía trabajar de manera digital. Aprendiendo las tecnologías que había, al mismo tiempo que quería lanzar su computadora contra la pared, expertos la ayudaron a generar en Photoshop las herramientas necesarias para que el programa trabajaba para ella, y no al revés.

Personalmente considera que eso es lo que pasaba con otros animadores, que perdían su esencia ya que en la pieza final se podía apreciar las herramientas que utilizaron pero no a su autor. Con la ayuda de distintos colegas logró evitarlo y es así que la voz de Regina Pessoa hable a través de sus creaciones. Y, lejos de ser su enemigo, Photoshop se convirtió en su aliado, dando pie a diversas piezas cinematográficas que siguieron su trayectoria.

Entonces, llegó el momento de crear una pieza en honor al tío Tomás. Volviendo una y otra vez a su infancia, y a pesar de decir no tener una memoria muy exacta, su tío vuelve a resaltar de entre sus recuerdos. Peculiar, raro, solterón, sin un trabajo fijo pero con un gusto exquisito por el dibujo, los cálculos y la escritura, fueron precisamente sus diarios, patrones numéricos e invitación a sus sobrinos a plasmar sus muros las rarezas que la inspiraron para pintar a tan especial personaje.

Pero, había un detalle, ese primer trazo que lo fundamentaba todo pero que tan difícil le parecía hacer: ¿cómo personificar a su tío Tomás? Entonces, la luz apareció al final del túnel; un amigo suyo le sugirió escribirle una carta a su tío, y de ese reflejo de palabras y sentires hacia él en tinta y papel, tomó fragmentos para las bases de su íntimo proyecto.

Fotografías de las hojas de cálculo, un estante con múltiples diarios, una navaja y otros objetos personales de Tomás fueron proyectados para acompañar este momento tan emotivo de su charla, enseñándonos la belleza que encontró en patrones numéricos y la hermosura con la que los reprodujo en animación, como si su tío también estuvo detrás de ellos.

¿El más fundamental paso en su proceso? La motivación. Recordar y sujetarse al por qué hace las cosas, la cual funge como reflector en los momentos de duda y hartazgo. Para la sorpresa de muchos, expresó que no le gusta animar, que le gusta el resultado y que se trata de crecimiento personal cuando hace cada pieza, pero que el animar en sí puede ser abrumador.

©️ FICG / Diego Gasca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *