Penal Cordillera, el filme que muestra una metáfora de la impunidad
Tiempo de lectura: 3 minutos Con su estreno como Largometraje Iberoamericano en la edición 39 de la FICG, Carmona presenta una propuesta cinematográfica que durante todo el filme estira y afloja una línea de tensión que, a través de los cinco hombres de confianza del dictador Augusto Pinochet, se presenta como una metáfora de la impunidad, del poder.
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Un conflicto armado siempre deja huella en aquellos lugares donde estallan. Desde el sur global podemos dar fe de estas declaraciones, particularmente en latinoamérica contamos con un amplio repertorio de eventos traumáticos que han transformado profundamente la vida política y social de prácticamente todos los países de la región.
‘’Penal Cordillera’’ es el largometraje en el que el director Felipe Carmona entreteje realidad y ficción en una misma narrativa.
Con su estreno como Largometraje Iberoamericano en la edición 39 de la FICG, Carmona presenta una propuesta cinematográfica que durante todo el filme estira y afloja una línea de tensión que, a través de los cinco hombres de confianza del dictador Augusto Pinochet, se presenta como una metáfora de la impunidad, del poder.
El hecho real trata de la orden que se dio en el año 2013 desde el Gobierno de Sebastián Piñera después de una controvertida entrevista, para hacer primero una serie de recortes a las comodidades con que contaban los cinco hombres de confianza de Augusto Pinochet en el Centro de Cumplimiento Penitenciario Cordillera, que más bien parece una casa de retiro o complejo vacacional con un grupo de gendarmes atentos a sus necesidades, procurar su confort (que ciertamente da rabia e impotencia), y su posterior traslado a diferentes centros penitenciarios, en los que terminan de cumplir sus sentencias que sobrepasan la vida humana.
Dicha orden deriva en conflictos que dejan tras de sí un sinfín de víctimas, de prófugos de la justicia y, entre otras cosas, de preguntas sin resolver que encuentran en las artes una forma de plantearlas y de imaginar respuestas, de cerrar un ciclo y de explorar las profundas desigualdades que quedan al descubierto después de, por ejemplo, un golpe de Estado cívico-militar, como el que ocurrió en chile hace 50 años.
Con su estreno en la edición 39 de la FICG, la narrativa, que opta por una mezcla de géneros como el thriller, el terror, la comedia y el cine mudo, muestra la idea de que los generales Manuel Contreras y Odlanier Mena; los brigadieres Miguel Krassnorf y Pedro Espinoza, así como el coronel Marcelo Moren Brito son dictadores cuyas manos están permanentemente manchadas de sangre por los crímenes de lesa humanidad que cometieron durante los 17 años de dictadura, aunque no es este el núcleo del filme.
A Felipe Carmona le interesa ir más allá de los maniqueísmos del bien y del mal, más allá de retratarlos a ellos como villanos y a nosotros como su contraparte buena, es una búsqueda para explorar la vida de estos cinco altos cargos militares durante su encierro, se pregunta qué hablarán entre ellos, cuáles son sus sueños, sus pesadillas, sus dinámicas de cooperación, retratar la humanidad y preguntarse qué significa esto.
En sus palabras, ‘’también son seres humanos, esto es ir más allá de los nombres, por más que podamos intuir cuál es su currículum criminal. Sabía que para generar un impacto en una historia que se ha contado muchísimas veces, tenía que ir más allá, tenía que tratar de escribirlos como cinco humanos, aunque fue una actividad que me agotó espiritual y mentalmente’’.
Así, deja de lado el CV para entrar en detalles pintorescos, no con esto borrando su pasado, sus crímenes y su participación política, pues vemos sus aficiones, sus lecturas, su melomanía, sus formas de divertirse.
Estas actividades que realizan dentro del Penal Cordillera, se entremezclan en una compleja relación, aunque bien lograda por parte de Carmona, con las historias de los gendarmes encargados de la prisión, uno de los gremios con tazas de suicidio más altas en el país por estrés laboral. Como dice el alcaide: ‘’nosotros también estamos presos aquí’’.
Fruto de este encierro compartido, emerge de entre todos los gendarmes el joven Navarrete, uno de los personajes con mejor desarrollo narrativo de la película, proveniente de un pequeño pueblo del sur de chile que, además de la tensión por un interés romántico con uno de sus compañeros de la gendarmería, parece estar alineado a las ideologías políticas que dieron pie al golpe de Estado y que hoy mantienen encerrado a los cinco presos protagonistas.
Víctima también de la violencia de un sistema que no garantiza su bienestar, son los herederos de esta nobleza militar al servicio de los altos mandos de las instituciones armadas. En la película se explora la monstruosidad como algo implícito en nosotros, algo de lo que no podemos escapar. Navarrete funge como este heredero, como una especie de ‘’neomonstruo’’ de derecha con los que convivimos día a día y que sofistican la violencia, influenciado por militares a los que admira.