Hoy, fue la muestra de que más allá de los números, lo que hace del deporte blanco son las emociones que evoca, y dos jugadoras mexicanas lo dejaron más que claro.
Más que una inmensa cancha, el estadio Akron de tenis envuelve a cualquiera que esté dentro de el, con una energía que difícilmente otro lugar puede seguir o emular.
Si, hay números y estadísticas que señalan el ranking y las ventajas de cada una de las jugadoras. Y, a pesar de que hoy no fueron favorecedores para las mexicanas, todos los laureles fueron para ellas.
Fue como si con cada muestra de orgullo y empatía hacia ellas, cada uno de los asistentes les lanzaban una y otra vez coronas de ellos.
Reconociendo su propio juego y el de sus contrincantes, tanto Ana Sofía Sánchez como Renata Zarazua terminaron satisfechas y con la cabeza en alto su participación en el GDL Open.
En todo momento, Ana Sofía prestó gran atención a la pelota, y siempre mantuvo una excelente comunicación su pareja de dobles, la china Eudice Chong.
En múltiples ocasiones, Sánchez no dudó en mostrar su apoyo, comprensión y felicidad a su dupla. El partido fue para la española Yvonne Cavalle-Reimers y la ucraniana Valeriya Strakhova por 7-5, 6-4.
Por su parte, Renata Zarazúa luchó hasta el último segundo, teniendo del otro lado de la cancha a una agresiva Martina Trevisan, de Italia.
Lo que hizo interesante al encuentro, fue el constante movimiento por parte de ambas. El fuerte de Renata fue hacia ambos lados en la línea de fondo, y el de Martina hacia adelante y atrás en la parte central.
Por momentos, Zarazúa supo contrarrestar la potencia de Trevisan con golpes suaves, cerca de la red. Momentos después, la italiana lo utilizó a su favor, atrayendo a la local hacia el centro, y lanzándole bolas hacia los lados.
Finalmente, la europea se hizo con la victoria con score de 6-4, 6-2.
Lejos de ser un momento amargo, con una sonrisa en su cara, Renata regaló, una raqueta, un par de tenis y muñequeras a niños que no dejaban de pedirle autógrafos a la salida de la cancha.