Los egresados itesianos, Cecilia Lagos, Vanessa Romo, Michel Amado, René Castillo y David Mancillas se presentaron el jueves 8 de febrero en el auditorio Pedro Arrupe, SJ en la universidad ITESO para hablar sobre su participación en las grabaciones de la nueva película de Guillermo del Toro, Pinocho, ahora nominada al Oscar.
Hace algunos meses me convertí en egresada y los miedos comenzaron a florecer. Tal como le sucedió a Guillermo Del Toro, se trataba de la edad en la no que sabía qué sería de mí, porque durante mucho tiempo el estudio fue mi única preocupación, sin contar, claro está, que el Covid me arrebató dos años de vida universitaria, de convivencia con mis amigos y profesores. Recordé aquello cuando escuché las palabras de David Mancillas, como si fuera él mi pepe grillo presente en la charla con los egresados.
»No tengamos miedo a decir que no sabemos y a su vez a prepararnos con responsabilidad para poder llegar a nuestros sueños», dijo David Mancillas. La película Pinocho nos muestra una historia más humana que las versiones anteriores, ya que una marioneta de madera, producto de la tristeza de su creador, deberá aprender cuál es su misión en la tierra. El reto de Pinocho es cuestionar todo a su alrededor, averiguar cómo ser libre y aceptar dichas inquietudes como parte de la felicidad.
El cine, en este sentido, es una forma de transmitir las historias que vivimos en nuestro día a día y que en ocasiones nos hacen sentir inseguros y solitarios. El cine tiene la cualidad de unirnos, de crear un punto de encuentro entre tanta indiferencia a nuestro alrededor.
Aunque pareciera que trabajar en un proyecto tan grande he importante como lo fue Pinocho, de Guillermo del Toro, abriría cualquier puerta a futuras producciones, la realidad es que cada uno de los egresados presentes experimenta aún la incertidumbre ante la oportunidad de participar en un nuevo proyecto.
El miedo a lo desconocido debe existir. Cuando las interrogantes se presenten amenazantes y las inquietudes nublen nuestra vista, contemos nuestras historias, seamos como Pinocho: exploremos las preguntas de la vida con la libertad de ser nosotros mismos, sin importar los perjuicios, las opiniones ajenas, porque como dijo Michel Amado: ‘‘El cielo es la meta y lo bonito es que el cielo es intocable».