El lado artístico de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022
Tiempo de lectura: 3 minutos Sintonizar el patinaje artístico sobre hielo puede llevar al espectador a experimentar escalofríos, revivir sus miedos, angustias, nostalgias y desventuras.
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En los Juegos Olímpicos de Invierno una de las principales preguntas es quién se llevará el oro o logrará, por lo menos, asegurar un lugar en el tan ansiado podio olímpico. Pero más allá de los aspectos técnicos, los mejores puntajes y atletas sobresalientes, se oculta también un lado artístico.
El patinaje artístico sobre hielo es una de las disciplinas más populares que forman parte de los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados por primera vez en 1924 en Francia. Los competidores no solamente demuestran su desempeño físico al desafiar la gravedad con saltos y piruetas, sino que también retoman los elementos de la danza en todas sus variantes para expresar a través de un nuevo lenguaje, el del cuerpo que se desliza ágil apenas con el apoyo de dos cuchillas delgadas sobre el hielo.
En esta edición, celebrada en Beijing, capital de China, el objetivo de muchos patinadores es lograr los elementos que eleven el puntaje técnico. Saltos de cuatro revoluciones, variaciones de mayor dificultad e innovación en las piruetas y transiciones. Sin embargo, destacan a su vez las propuestas artísticas, donde los participantes no privan de importancia al más sutil movimiento de un brazo dentro de la coreografía, tanto como la interpretación de la música seleccionada.
De ahí que esta disciplina, también conocida como patinaje de figura, se considere un deporte de apreciación, pues además de los elementos técnicos están todos aquellos cuya calificación depende quizás de la subjetividad del jurado, o simplemente busquen el deleite de los espectadores.
Al igual que el resto de los deportes que participan, existe un alto grado de exigencia física. Sin embargo, en el caso del patinaje artístico durante la presentación habrá que hacer creer que eso no es así. Como si cada salto no hubiera sido ejecutado más de cincuenta veces hasta lograrlo con facilidad, y el cuerpo no experimentara fatiga o dolor por las posibles lesiones existentes.
Más allá de las exhaustivas sesiones de preparación física, los atletas se convierten en poetas, actores, pintores cuyo lienzo es el hielo. Por esa capacidad para crear un universo, un personaje, y declamar con el cuerpo las formas de todo cuanto suele presentarse como inexpresable.
“Con cada performance obtienes más del personaje, sientes que la historia la puedes realizar aún mejor. Mi programa corto realmente refleja mi ánimo en este momento”, expresó la ex representante de Rusia, Evgenia Medvédeva, en una entrevista para RT.
Entonces, la atleta trabajaba con un programa ambientado por la pieza de Lorenzo de Luca, River flows in you, a través del cual, comentó, plasmó su experiencia en el paso de la infancia a la adolescencia. “Sus representaciones son tan vívidas que me producen escalofríos”, dijo entrenadora Eteri Tutberidze.
Sintonizar el patinaje artístico puede llevar al espectador a experimentar escalofríos, revivir sus miedos, angustias, nostalgias y desventuras. Para ello en el camino por la clasificación a los Juegos Olímpicos de Invierno, intervienen coreógrafos, entrenadores, diseñadores de vestuario, y un par de audífonos para escuchar la música una y otra vez hasta identificar las emociones, así como el ritmo con el cuál sintonizar el cuerpo.
La elección musical es tan importante en el ritual de preparación de un patinador como la búsqueda de la armonía entre esta y el vestuario, con o sin piedras, menos o más lentejuelas, un color u otro. Surgen así mimos que ejecutan piruetas al ritmo de un acordeón, bailarines de flamenco y danza árabe, piratas y cisnes. En una competencia de patinaje artístico puede verse de todo.
En Vancouver 2010, el patinador estadounidense Johnny Weir interpretó Fallen Angel, una representación de su experiencia en los olímpicos del 2006 en Torino.
Donovan Carrillo, el primer patinador que representará a México después de 30 años, sobresale por su elección musical, al agregar un toque de coquetería y elegancia en sus programas, en los que boleros, danzones mexicanos y ritmos latinos despiertan los aplausos de los espectadores.
En la categoría de danza sobre hielo en pareja, la precisión de los movimientos y la coordinación es tan importante como la armonía de ambos patinadores en conjunto con la música para crear escenarios artísticos como los de los representantes de Francia, Gabriella Papadakis y Guillaume Cizeron, quienes, se ha expresado por comentaristas y fanáticos, parecen flotar sobre el hielo.
No queda sino esperar y dejarse albergar por las emociones que aguardan en el programa de cada participante, quienes han anticipado en competencias preparatorias la propuesta de la historia que esperan contar en esta edición de los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing.
Cada patinador demostrará que bastan cuatro minutos, incluso menos, para vivir una vida diferente a la nuestra, ser quienes comúnmente no somos excepto en sueños. Basta que las cuchillas provoquen el crujir del hielo debajo suyo y la música comience.
Los eventos podrán sintonizarse a través de los canales oficiales de Marca Claro Sport, así como en la plataforma de los Juegos Olímpicos, donde también se encuentra el calendario de actividades.
Fotografía por EFE