El documental Ozogoche: Un retrato poético de la espera y la migración en los Andes ecuatorianos
Tiempo de lectura: 4 minutos Ozogoche es un documental que explora la vida de una comunidad andina y el fenómeno de aves suicidas, reflejando la espera y la conexión con la naturaleza.
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El director Joe Houlberg explora la vida de la comunidad Ozogoche olvidada entre las montañas del Ecuador cuyas vidas se entrelazan con el misterioso fenómeno de las aves migratorias que se suicidan en los lagos de Ozogoche.
Durante el Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2024, se presentó el documental Ozogoche, dirigido por Joe Houlberg, una obra que explora la historia de una comunidad en las montañas de Ecuador y el misterioso fenómeno de las aves migratorias que se suicidan en los lagos de Ozogoche. El proyecto, que tomó más de seis años en completarse, refleja una narrativa íntima sobre la vida de esta comunidad y la espera que define su existencia.
El origen del proyecto
El documental nació de un artículo que Houlberg encontró mientras estudiaba en Chicago. En la entrevista, el director comenta: “Apareció esta noticia sobre las misteriosas aves suicidas de Ozogoche, que son estas aves migratorias que viajan desde Norteamérica hasta el sur de Sudamérica, pero que misteriosamente algunas de ellas en este trayecto se suicidan en los lagos de Ozogoche en Ecuador. Eso a mí me llamó muchísimo la atención, hizo un clic dentro mío y dije wow, me sentía de alguna manera identificado…”.
La película, que comenzó como una investigación sobre este fenómeno, se transformó en una reflexión sobre el concepto de la espera, tanto en las aves como en las personas de la comunidad. Houlberg señala: “Me di cuenta que la película en realidad no era sobre el viaje sino que era sobre la espera y creo que ese cambio de concepto fue muy significativo”.
Un vínculo profundo con la comunidad
A lo largo de las más de 20 visitas que realizó el equipo de filmación a Ozogoche, Houlberg y su equipo forjaron una relación profunda con los habitantes locales, en particular con Feliciano, un líder de la comunidad. El director comenta sobre esta conexión: “Nosotros finalmente somos los Cuvivíes, nosotros somos estas aves que realizan estos viajes, que se sacrifican”, haciendo referencia a la migración y los sacrificios de los miembros de la comunidad.
La película también retrata la intimidad lograda entre el equipo y los habitantes, permitiendo que la cámara capte la vida diaria sin la interferencia típica de los documentales. Houlberg explica que el proceso fue de “esperar que las cosas se nos manifiesten. No vamos a forzar nada, vamos a llegar, vamos a poner la cámara y esperar…”.
Un homenaje personal
El documental también rinde homenaje a Jorge Luis Gómez, maestro y amigo cercano de Houlberg, cuya influencia fue fundamental en la creación de la película. Aunque Gómez falleció antes de ver el proyecto terminado, su espíritu está presente a lo largo de la película. En la entrevista, Houlberg comparte un momento muy personal: “Fuimos ahí e hicimos un pequeño ritual… Cuando boté las cenizas de Jorge Luis en el lago, sus cenizas empezaron a dar vueltas… se hicieron de un azul… y de repente nos regresó a ver a cámara…”. Esta experiencia mística es uno de los muchos momentos que subrayan la conexión espiritual de la película con el lugar y sus habitantes.
La música como una extensión del paisaje
Otro elemento crucial en Ozogoche es la música, compuesta por Juan Diego Illescas. La banda sonora mezcla sonidos naturales del entorno – como el viento y el fuego – con composiciones experimentales, inspiradas en el legendario compositor ecuatoriano Mesías Maiguashca. Illescas menciona: “Grabar el fuego y cómo estos diferentes estallidos de la madera nos dio ya ese inicio del beat, y después del viento sobre el pajonal nos dio como la tonalidad…”, destacando la manera en que los sonidos del entorno moldearon la música.
Ozogoche es más que una película sobre un fenómeno natural; es un testimonio de la resiliencia de una comunidad, la conexión entre humanos y naturaleza, y la importancia de la paciencia en un mundo que se mueve demasiado rápido. Como explica el director: “Nosotros también nos pusimos la camiseta de la espera y fue como, vamos a ir ahí y esperar que las cosas se nos manifiesten.